21 Gramos
Toneladas de talento
El éxito tempranero es peligroso. O si no que lo diga Orson Welles quien dirigió a los 25 años la que es considerada la “mejor película de la historia ”. El pobre Orson siguió trabajando con la responsabilidad de superarse a si mismo. Lo máximo que podría haber conseguido después era “la segunda mejor de la historia ” pero para un Rey Lear como él ello constituía un insulto.
Cuantos directores han perecido, artísticamente hablando, luego de un debut exitoso? Peter Bodganovitch, por ejemplo nunca se recuperó luego de ser presentado en sociedad como “el sucesor de Welles”.
Guardadas las proporciones, lo mismo le pasa al mejicano Alejandro Gonzáles Iñárritu. Su ópera prima fue una carambola a tres bandas: éxito del público, éxito de crítica y arrolladora en festivales. Que mas le pide un joven debutante a la vida?. Su esperado segundo largometraje ha llegado en menos de lo que ladra un perro.
Y el recibimiento ya no es tan unánime. A “21 gramos” le fue bien en Venecia, uno de los tres festivales más importantes del mundo y le dieron 2 nominaciones al Oscar. Pero, también le han dado duro. Se dice que el director repite la fórmula de su opera prima con las historias que se entrecruzan, solo que ahora la realiza en empaque de lujo.
El eterno dilema de un Autor es ese : volver a realizar la misma película sin parecer repetido. El estilo , la huella dactilar de un Autor, la conforman muchas cosas : su personalidad, sensibilidad, poética, visión del mundo, fobias y obsesiones. Si miramos las 52 películas de Hitchcock hay desde obras maestras hasta verdaderos actos fallidos. Aún en estas últimas hay un afán por no abandonar su estilo, por no traicionarse.
Truffaut decía al respecto: “En la ópera prima, el director se la juega entera Allí esta su testamento cinematográfico y vivencial, pues el joven cineasta no sabe si tendrá la oportunidad de hacer la segunda y mete todo lo que piensa del mundo”
González Iñárritu, volviendo al caso, ha realizado la segunda película asociándose con sus compadres de siempre. El mismo guionista y el mismo director de fotografía. De tal manera que tanto la estructura como la textura siguen la línea de “Amores perros”.
Lo que busca en “21 gramos” es la perfección de un estilo. El elemento central sigue siendo la casualidad y las consecuencias inesperadas de los actos cotidianos.
En la obra de esta tripleta ( el director, Prieto y Arriaga) , lo cotidiano adquiere dimensiones épicas. Atravesar una calle puede ser el más trágico de nuestros actos. En “21 gramos” no todo depende del poder de Dios. Más bien existe una lógica de lo trágico sin que el inventor del mundo tenga la culpa de sus tejemanejes.
Pero Gonzáles I. debe caminar de ahora en adelante con pies de plomo. Debe recordar que, de vez en cuando, los grandes artistas se imponen retos opuestos para demostrar que sus primeras ideas no son una franquicia a explotar. Debe recordar que Tarantino filmó su mejor película (“Jackie Brown”) para no repetirse y buscar nuevos caminos. Y que García Marquez escribió su mejor novela cuando todos esperaban “Cien años de soledad II”.
Toneladas de talento
El éxito tempranero es peligroso. O si no que lo diga Orson Welles quien dirigió a los 25 años la que es considerada la “mejor película de la historia ”. El pobre Orson siguió trabajando con la responsabilidad de superarse a si mismo. Lo máximo que podría haber conseguido después era “la segunda mejor de la historia ” pero para un Rey Lear como él ello constituía un insulto.
Cuantos directores han perecido, artísticamente hablando, luego de un debut exitoso? Peter Bodganovitch, por ejemplo nunca se recuperó luego de ser presentado en sociedad como “el sucesor de Welles”.
Guardadas las proporciones, lo mismo le pasa al mejicano Alejandro Gonzáles Iñárritu. Su ópera prima fue una carambola a tres bandas: éxito del público, éxito de crítica y arrolladora en festivales. Que mas le pide un joven debutante a la vida?. Su esperado segundo largometraje ha llegado en menos de lo que ladra un perro.
Y el recibimiento ya no es tan unánime. A “21 gramos” le fue bien en Venecia, uno de los tres festivales más importantes del mundo y le dieron 2 nominaciones al Oscar. Pero, también le han dado duro. Se dice que el director repite la fórmula de su opera prima con las historias que se entrecruzan, solo que ahora la realiza en empaque de lujo.
El eterno dilema de un Autor es ese : volver a realizar la misma película sin parecer repetido. El estilo , la huella dactilar de un Autor, la conforman muchas cosas : su personalidad, sensibilidad, poética, visión del mundo, fobias y obsesiones. Si miramos las 52 películas de Hitchcock hay desde obras maestras hasta verdaderos actos fallidos. Aún en estas últimas hay un afán por no abandonar su estilo, por no traicionarse.
Truffaut decía al respecto: “En la ópera prima, el director se la juega entera Allí esta su testamento cinematográfico y vivencial, pues el joven cineasta no sabe si tendrá la oportunidad de hacer la segunda y mete todo lo que piensa del mundo”
González Iñárritu, volviendo al caso, ha realizado la segunda película asociándose con sus compadres de siempre. El mismo guionista y el mismo director de fotografía. De tal manera que tanto la estructura como la textura siguen la línea de “Amores perros”.
Lo que busca en “21 gramos” es la perfección de un estilo. El elemento central sigue siendo la casualidad y las consecuencias inesperadas de los actos cotidianos.
En la obra de esta tripleta ( el director, Prieto y Arriaga) , lo cotidiano adquiere dimensiones épicas. Atravesar una calle puede ser el más trágico de nuestros actos. En “21 gramos” no todo depende del poder de Dios. Más bien existe una lógica de lo trágico sin que el inventor del mundo tenga la culpa de sus tejemanejes.
Pero Gonzáles I. debe caminar de ahora en adelante con pies de plomo. Debe recordar que, de vez en cuando, los grandes artistas se imponen retos opuestos para demostrar que sus primeras ideas no son una franquicia a explotar. Debe recordar que Tarantino filmó su mejor película (“Jackie Brown”) para no repetirse y buscar nuevos caminos. Y que García Marquez escribió su mejor novela cuando todos esperaban “Cien años de soledad II”.
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